AMAR UNA TIERRA



AMAR UNA TIERRA



Con frecuencia veo en las calles de cualquier lugar personas que dicen amar su tierra. Dicho amor pareciera confirmarlo las camisetas de fútbol, las banderas, los ornamentos típicos y todo aquello que aluda al país de origen y que pueda ser mostrado con orgullo a los habitantes de otras nacionalidades. Los eventos deportivos hacen que se expongan más estos distintivos, unidos bajo un mismo ídolo, himno o equipo. ¿Será que la gente se disfraza y se aglomera durante estos espectáculos solamente por la influencia de los medios masivos de comunicación?

 

 Colombianos en el Mundial de Brasil 2014. Foto Agencia EFE.


Hace unos días emprendí de nuevo un viaje hacia la naturaleza para ver montañas, ríos, cañones, cascadas, glaciares, animales. Y tan lejos como estaba, me pregunté: ¿qué es amar una tierra? ¿Qué es amar un país? ¿Será que amar es utilizar toda esa parafernalia alusiva a las insignias patrias? Cada vez que me adentraba en ese habitad descubría que respetar un país no es vestirse con la bandera sino más bien algo sencillo: cuidarlo. Ante tan evidente reflexión llegué luego de observar cómo Canadá preserva su naturaleza. La educación hacia el medio ambiente es tan vasta, como el mismo territorio del país. En las ciudades se protege la fauna: ardillas, patos, zorrillos, coyotes, hasta los osos tienen su espacio libre como cualquier ciudadano de a pie. Hay prevención y cuidado de estos animales. Los ríos son limpios, en las ciudades hay plantas de tratamiento de aguas negras que devuelven a los ríos el líquido vital en estado trasparente. 
  

Oso Grizzly - Kootenay National Park Foto: Jorge TORRES


Por lo tanto se ve gente practicando deportes náuticos sin ningún miedo a desechos o contaminación pues las orillas y sus aguas están pulcras. En materia de transporte, siempre los dirigentes de las ciudades buscan los medios renovables, tal como Montreal impulsa el uso del transporte público, la bicicleta y el auto eléctrico junto con los trenes movidos con energías renovables. La calidad del aire se percibe cuando uno se suena la nariz, el resultado es blanco y no negro como ocurre en Latinoamérica. 
   

 Río Bow en Calgary Foto: Jorge TORRES

Fuera de la ciudad, están los parques nacionales y provinciales, cada lugar es un santuario de comunión y respeto por la naturaleza, la infraestructura lógica y bien planeada está diseñada para la convivencia hombre–fauna–flora. Por ejemplo en el Parque Nacional de Banff, los centros de visitantes (que están muy bien equipados) dan mapas, información al viajero y suvenires. Las autopistas tienen centenares de kilómetros de mallas protectoras para que los animales no salgan de su hábitat, así mismo hay puentes con vegetación y  túneles con riachuelos para que los venados, osos, entre otros, pasen las autopistas. Cada parqueadero tiene sus baños bien situados y limpios para los visitantes. 



 Centro de Visitantes Mount Robson Provincial Park - BC -Foto: Jorge TORRES


También hay paneles que informan sobre la fauna y flora del lugar de manera comprensible hasta para los niños y letreros de cómo comportarse en caso de urgencia ante un oso o un lobo. Sobra decir que hay muchos contenedores de basura y reciclaje. La infraestructura de los parques está diseñada para que toda la familia (literalmente, desde el bebé hasta la abuelita) visiten estos lugares sagrados, y las familias lo hacen. Los caminos están bien señalizados e indican los diversos niveles de dificultad junto a los kilómetros del recorrido. Los miradores están estratégicamente ubicados y  hacen que uno regocije el alma al ver las maravillosas creaciones de los elementos. 
 

Puente para proteger los animales- Banff National Park - Foto: Jorge TORRES

Concluyo que esa cultura en torno a proteger la tierra es realmente amar un lugar y es lo correcto en la planeación de un país. Los canadienses demuestran que si quieren su porción del planeta, la protegen y le dan usos inteligentes, ordenan la sociedad de acuerdo al medio ambiente y lo disfrutan. 


Repito, eso es amar realmente una tierra, mientras pienso tristemente y con frustración en los ríos de Colombia, contaminados, destruidos, bosques talados, cascadas de aguas nauseabundas, paramos saqueados, basura en las calles. La incultura en torno al medio ambiente donde cualquier animal es un enemigo y debe ser extinguido, esa ignorancia que va desde los altos dirigentes que prefieren “Transmilenios” contaminantes a trenes eléctricos o piensan que las reservas forestales son potreros para urbanizar, hasta los más iletrados ciudadanos a quienes no les importa el medio ambiente y lucen orgullosamente las camisetas de su “Seletsión” y gritan “Fue Gol de Yepes”.



Por: Jorge TORRES

Comentarios

  1. Gloria Ortega Pérez31 de julio de 2016, 21:58

    Eso es amar la tierrita. Gracias!

    ResponderEliminar
  2. Jorge Torres1 de agosto de 2016, 21:08

    !Muchas gracias por tu comentario Gloria!

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares